El trabajo infantil más allá de un tema de discusión, se denota actualmente como una realidad que no se puede ignorar. Cada día, miles de infantes y adolescentes salen temprano de casa, pero no a la escuela más cercana sino a trabajar para contribuir económicamente con su hogar. Lejos de poseer los comunes sueños e ilusiones propios de su edad, se ven expuestos a terribles condiciones vendiendo o pidiendo dinero en las calles, laborando en los campos, trabajando en coheterías, casas particulares, en canteras de piedra, entre otros muchos sitios. Así maduran casi a la fuerza y desde muy temprano, sufren la dureza de una vida que no han elegido vivir.